Un superalimento es aquel que supera a los demás de su misma categoría alimenticia por tener una serie de cualidades y valores nutricionales por encima de la media en vitaminas, fibra, minerales, antioxidantes... El pescado blanco, el aceite de oliva virgen y los frutos secos son tres de los productos que nunca pueden faltar en la dieta: de manera semanal en el caso del pescado y de forma diaria en los otros dos supuestos. Pero, ¿qué pasa con otros productos considerados como superalimento y que no son tan sanos como dicen?
La morcilla, el nuevo superalimento
Este es el caso de la morcilla, una de las nuevas tendencias. A este producto se le ha considerado como el ingrediente foodie imprescindible por su calidad de superalimento, ya que un estudio inglés recomendaba su ingesta. Eso sí, siempre y cuando el contenido fuera derivado de un proceso artesanal, con menos aditivos y procesos intermedios, para mantener su condición de producto casero.
Este alimento se realiza de manera artesanal a partir de sangre coagulada, grasa y carne del propio cerdo e introducido en una tripa. Según la OMS, está clasificada como producto de charcutería, por lo que su consumo diario no es tan beneficioso para la salud, así como ingerir más de 40 gramos por ración. Su contenido nutricional se basa en el aporte de energía a base de potasio, calcio, zinc y magnesio, aunque también tiene un alto porcentaje de grasas saturadas.
Problemas del superalimento
El dilema surge cuando la morcilla es incluida en esta lista de alientos que, como toda moda, acaba variando con cada temporada. Lo primordial es que se incluyan los productos más beneficiosos para nuestra salud y que sean de temporada, como en el caso de las frutas, verduras y legumbres. Aunque, la duda se plantea cuando el superalimento de tendencia acaba siendo el único componente de tu dieta. En el caso de la morcilla, no tan beneficiosa para la salud como dicen.
Es bueno que cada comida tenga el aporte nutricional y calórico necesario, pero no es recomendado ingerir cantidades menores o superiores a las recomendadas en cada persona -depende de edad, años, peso y enfermedades propias-. En el caso de la morcilla tradicional, por no incluir los tipos que contienen más aditivos, este alimento posee mucho de lo bueno pero también grandes cantidades de lo malo, por lo que su ingesta se recomienda de manera variada y en pocas cantidades.
Pese a lo que muchos consideran, un superalimento no cura sino que ayuda a preservar la salud. Por eso es imprescindible saber diferenciar entre lo que está de moda y lo que es bueno para nuestro organismo. La mayoría de las personas acaban siendo fieles a ese listado renovado, sin pensar en las recomendaciones adicionales que se hacen en cada uno de los supuestos como superalimento.
Muchos expertos en nutrición opinan que los superalimentos como tal son todos aquellos que te ayuden a seguir un estilo de vida saludable : verduras, cereales, legumbres, carnes y pescados poco procesados y bajos en grasas saturadas, y frutas variadas. Estos son los básicos que siempre se recomiendan a grandes rasgos.
Peculiaridades culinarias
El goji, un superalimento de hace un par de temporadas, tiene los mismos componentes nutricionales que las pasas de siempre. Muchos se preguntan si el hecho de convertir un producto en superalimento es una moda con la que hacer negocio, ya que este es solo un ejemplo de lo que una categorización de productos puede crear a la hora de comer.
La mayoría de los superalimentos lo son por el hecho de ser extranjeros, exóticos y poco conocidos en ciertas regiones, lo que da un impulso del comercio de estos productos. Ahora el superalimento es la morcilla, producto nacional que se fabrica de manera artesanal y que contiene un gran número de aporte calórico y nutricional. Pero hace tan solo unos meses, lo esencial provenía del Asia más oriental, de regiones con cultivos autóctonos de Latinoamérica o productos típicos de Norteamérica.
Lo que sí que no es recomendable en absoluto son los alimentos transgénicos : alimentos que se retocan genéticamente para que tengan unas cualidades nutricionales a base de cambios en su propio ADN. Estos son producto de las modificaciones artificiales y poco naturales, que han llegado a convertirse en superalimento por simple moda.
Sin ir más lejos, la soja es un claro ejemplo de la presión que ejercen algunos alimentos sobre nuestra dieta. Hace unos años, este productos era el nova más en la cocina y la dieta saludable, pero ahora aparecen estudios donde se categoriza como perjudicial. Lo cierto es que ni un superalimento es tan beneficioso ni otros son tan malos como se dice: todo depende de en qué cantidad y calidad se tome.
A esa lista de tendencias pasadas se suman la quinoa, la cúrcuma, el brócoli o el chocolate negro puro. Aunque ya tienen sustitutos, como los aceites de almendra, avellanas o aguacate, el kimchi coreano -producto fermentado con variedad de especias-, los yogures naturales, las algas y el calabacín. Se especula también con la patata morada, así como sus parientes en tonalidades parecidas como la uva, la berenjena o la remolacha, que vuelve a estar presente como superalimento.
Sustituir la carne
Al ser un producto derivado de animal, algunos no pueden incluirlo en sus dietas. Por lo tanto, no es apto para veganos -nada de procedencia animal-, vegetarianos -ni carne ni pescado, con variantes entre sus adeptos-, crudiveganos -solo productos naturales y sin cocinar- o semivegetarianos -que no comen carne pero admiten huevos, leche, pescados y miel-.
Para que ellos también puedan disfrutar de una dieta saludable y que sus comidas tengan todos los componentes necesarios, algunos alimentos son sustitutivos de la carne. Así como el tofu, el seitán, los champiñones o la jaca que son el superalimento de la temporada. También la coliflor, la patata, la remolacha, los frutos secos, las berenjenas y las legumbres en general.