Cada vez es más común salir a comer fuera y ver los mismos productos en todas las cartas. Y es que bajo la idea de renovarse y ofrecer algo distinto; al final los establecimientos han caído en el error más peligroso: repetirse. Lo cierto es que en los últimos años han surgido nuevos tipos de establecimientos que decían ofrecer platos novedosos a precios de menú diario. Sin embargo, bajo esta máxima se han movido las distintas cadenas de restauración hasta desarrollar cartas muy parecidas o que, al menos, comparten muchos platos.
El caso es que lo que antes nos parecía original y barato, ahora ya no es tan novedoso. Ya no sorprenden y de hecho aburren. Por lo tanto, y en la línea de estas modas gastronómicas que ya no están tan de moda te traemos algunos productos de los que igual no te habías percatado, deberían desaparecer de las cartas.
Platos repetidos
Para empezar, el aceite de trufa. Hace unos años, solo en los establecimientos más exquisitos utilizaban este ingrediente para dar personalidad a sus platos. Sin embargo, desde hace dos o tres, el aceite de trufa se puso de moda y ya son muchos restaurantes los que ofrecen platos que lo contienen. Elaborado con trufa, un hongo de forma similar a la patata, su precio es bastante elevado y por lo tanto muchos especialistas dudan de que el empleado en los restaurantes comunes sea verdaderamente de trufa.
Algo parecido le ocurre al ceviche. Y es que si no vas a un sitio especializado en este tipo de comida, lo más probable es que no comas el verdadero ceviche; sino que consumas algo que dice parecerse, pero que no se acerca ni de lejos. De manera que con esta perspectiva, este plato de pescado marinado con cítricos tiene sus días contados.
En la misma línea habría que destacar el tartar de atún. Hoy en día no hay sitio al que vayas que no tenga éste o el steak tartar. De manera que, si los establecimientos que lo incluyeron lo hicieron con el objetivo de marcar la diferencia; ya no lo hace puesto que se ha convertido en un básico de la gastronomía moderna en nuestro país.
Pero si hay algo que ha terminado por aburrir han sido los superalimentos. Es decir, son muy buenos y sus propiedades aún mejores. Ahora bien, siempre y cuando se usen con cabeza y no en todos y cada uno de los platos: cada vez es más común ver cartas que presumen de incluir chía, espirulina, lino u otros productos de este tipo.
El principal inconveniente de quienes hacen esto es la cantidad que lleva realmente. Es decir, incluyen el ingrediente en el plato pero finalmente lo lleva solo en un porcentaje mínimo. De manera que, ver en todas y cada una de las elaboraciones los mismos ingredientes se ha puesto de moda; pero como todas las modas terminan por aburrir.
Modas en líquido
En los últimos años, los zumos detox o depurativos se han puesto de moda en muchas cafeterías como desayuno, media mañana o merienda. De manera que es muy usual ver cómo los ofrecen en establecimientos no especializados en este tipo de productos. Ahora bien, como todo cansa y esto no iba a ser menos. Cuando empezaron a venderse se planteaban como una alternativa saludable; sin embargo con el tiempo se ha hecho de ello un negocio que ha desvariado en gran medida de su propósito original. Esto ha provocado que se aleje de la calidad de la que presumieron en sus inicios. Es tal la oferta de los mismos que ya nos les prestamos atención ni vemos en ellos nada especial.
De todas formas, no solo se queda en estos zumos. Las modas con respecto a la comida también parecen estar instaladas en los lácteos vegetales. Las hay de arroz, avena, almendras, avellanas, etc. Es cierto que son una buena alternativa para los veganos o para los intolerantes a la lactosa. Sin embargo, hoy en día en un supermercado hay más variedad de este tipo de leche que de la animal; lo cual no es negativo si no sirviera para demonizar a ésta última.
También la vajilla
Si pensabas que las modas solo afectaban a la comida, esto no es del todo cierto. Las nuevas modas que han aterrizado sobre la gastronomía también lo han hecho sobre la vajilla; en concreto sobre los platos. Es muy común últimamente que los restaurantes utilicen para muchos de sus platos los que son tipo tabla y totalmente planos. Estéticamente son perfectos; ahora bien, funcionalmente ya es otra cosa.
El problema de esta elección es que la han extendido a toda la carta cuando lo cierto es que debería adaptarse a cada plato. Por ejemplo, comer el ya mencionado cebiche o tartar puede ser una tarea complicada y por ello lo más idóneo sería que si no desaparecen, si se limiten.