Receta paso a paso
Receta completa
Existen platos que forman parte de nuestra vida. Por eso, cuando pensamos en una ocasión especial, como la Semana Santa, son muchos los entrantes, platos principales y postres que nos pueden venir en mente, siendo uno de los segundos las albóndigas de bacalao.
Sin embargo, no solamente podemos deleitarnos con este delicioso plato en fechas señaladas, sino que también podemos consumirlo en otros momentos del año. Simplemente debemos dedicarle el tiempo de preparación que precisa, además de buscar la receta más adecuada, acorde con nuestros gustos y necesidades alimenticias.
Este plato tiene muchos años de historia y es muy común que las madres y las abuelas de la mayoría de jóvenes de la actualidad hayan comido albóndigas de bacalao cuando iban a visitarlas o bien celebrando ocasiones especiales con ellas, en las cuales fuesen las cocineras encargadas de preparar esta delicia.
Aunque las tareas diarias no nos dejen el tiempo que desearíamos con tal de poder preparar estos platos más elaborados, quizás sería buena idea dedicar un día durante el cual se tenga más tiempo para poder cocinar unas albóndigas con bacalao. Puede que necesites más tiempo en comparación con otros platos, pero el resultado estará hecho con cariño y paciencia, además de que valdrá la pena por su sabor único que te llevará de vuelta a tu infancia y a momentos felices en familia.
Elaboración albóndigas con bacalao:
Lo primero que deberemos hacer es colocar los 250 gramos de bacalao desalado por la trituradora o cortarlo en trozos lo más pequeños posibles. En un recipiente hondo batiremos el huevo y le añadimos una pizca de sal integrándola bien con la mezcla. Lavaremos y cortaremos el perejil en trocitos muy pequeños y lo añadiremos al recipiente junto con el bacalao, haciendo una mezcla homogénea con las manos, si es necesario.
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Saca las albóndigas de la sartén cuando las veas doradas
Colocaremos un poco de harina sobre un papel de cocina e iremos haciendo bolas con la mezcla del recipiente. Las rebozaremos en pan rallado y las pondremos en una sartén con un dedo de aceite de oliva virgen extra bien caliente. No tendremos el fuego demasiado fuerte, porque queremos que las albóndigas vayan quedando doraditas por fuera, poco a poco, para que no se quemen y se puedan cocer también bien por dentro. Les iremos dando la vuelta constantemente con tal de que puedan llegar a cocinarse por todos los lados por igual.
Cuando todas las albóndigas de bacalao estén bien cocidas podrás apartarlas del fuego y ponerlas en un plato con un papel de cocina encima, para que pueda chupar el exceso de aceite. Las dejaremos reposar mientras en otra sartén limpia pondremos un chorrito de aceite de oliva virgen extra y el ajo y la cebolla cortados a daditos pequeños. Mantendremos el fuego a poca potencia para que se puedan dorar bien, sin quemarse, e incorporaremos el medio litro de caldo de pescado, el vasito de vino blanco y la harina, la cual deberemos ir añadiendo a cucharaditas con tal de que la mezcla no quede demasiado espesa, ni demasiado líquida. Añade una pizca de sal y sigue removiendo hasta que encuentres la textura deseada.
A fuego lento deberás añadir las albóndigas de bacalao e integrarlas bien con toda la mezcla. Una vez estén calentadas podrás retirarlas del fuego y ya estarán listas para servir. Pon un par de hojas de perejil enteras en la fuente si vas a servir los platos en la mesa, o coloca una hojita de mismo en una esquina de cada plato en el caso de que vayas a servirlos en la cocina y llevarlos listos a la mesa.