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Galletas de mantequilla

Galletas de mantequilla
Lucía Mejuto de Villar
Publicado el 06 Abril 2019
Estas pastas de mantequilla con azúcar no sólo están deliciosas y son de lo más fácil y sencillas de hacer, sino que son perfectas para acompañar a una taza de té o de café. ¡No te arrepentirás!

Ingredientes para Menos 40 Más galletas

Receta paso a paso

  1. Prepara los 250 gramos de mantequilla en textura de pomada.
  2. Pon la mantequilla en un bol y añade los 150 gramos de azúcar. Bate con unas varillas eléctricas hasta que ambos ingredientes estén perfectamente ligados.
  3. Agrega los 5 gramos de esencia de vainilla y el huevo y vuelve a batir hasta tener una masa homogénea.
  4. Poco a poco, vete incorporando los 550 gramos de harina de trigo al resto de los ingredientes sin dejar de batir. Cuando la masa esté muy densa, pasa a trabajarla sobre una superficie lisa con las manos.
  5. Cuando la masa esté en su punto, estírala sobre una hoja de papel de hornear con la ayuda de un rodillo de cocina.

    Mete la masa en la nevera durante 30 minutos para que repose.

  6. Cuando haya transcurrido ese tiempo, sácala del frigorífico y comienza a cortar las galletas con un cuchillo o con moldes especiales.
  7. Vuelve a hacer una bola con los recortes, amásala un poco y estíralos de nuevo para hacer más pastas.
  8. Ve colocando las pastas ya con forma sobre una bandeja de horno forrada con papel y, cuando estén todas las galletas listas, vuelve a meterlas en la nevera durante 30 minutos.
  9. Después del reposo, sácalas de la nevera y mételas en el horno ya calentado a 180ºC con calor arriba y abajo durante 10-12 minutos, momento en el que empezarán a dorarse por los lados.
  10. Cuando las pastas tengan un bonito tono dorado, sácalas del horno y colócalas sobre una rejilla metálica para que se enfríen antes de comerlas.
  11. Sírvelas acompañadas de una taza de café, té o un buen vaso de leche caliente.

Receta completa

Seguro que todos recordamos esas cajas metálicas redondas de color azul que en nuestra infancia abríamos con toda la ilusión de encontrar galletas y dentro sólo había agujas e hilos de que guardaban nuestras madres o abuelas. Las galletas de mantequilla, también conocidas como pastas danesas, tienen una textura crujiente gracias a la unión de la mantequilla con el azúcar y a que no llevan levadura. Las pastas originales no tienen sabor, pero en la actualidad éstas se pueden encontrar con un gusto a vainilla o a chocolate. Sus formas también son muy variadas, desde las clásicas galletas con forma redonda o cuadrada hasta pequeños lacitos o estrellas, y algunas con azúcar espolvoreado por encima. En algunos países es tradición servirlas durante las fiestas navideñas, pero lo normal es poder degustarlas durante todo el año como acompañamiento al té o al café o, simplemente, para darte un capricho. Apúntate muy bien la receta que te enseñamos a continuación, porque con ella podrás hacer unas galletas de mantequilla caseras deliciosas.

Elaboración

Lo primero que tendrás que hacer para comenzar a preparar estas deliciosas pastas danesas es hacer que la mantequilla adquiera una textura en pomada, es decir, blanda pero no líquida para poder juntarla fácilmente con el resto de los ingredientes. La manera más sencilla de tener mantequilla en pomada es sacándola de la nevera aproximadamente un par de horas antes de empezar con la receta para que se vaya ablandando a temperatura ambiente. En caso de que se te olvide, también puedes poner los 250 gramos de mantequilla en un recipiente que aguante el calor y meterla unos 10 segundo en el microondas º. Luego métela en la nevera durante unos minutos y cuando compruebes que ha adquirido una textura blanda (que no líquida) de color amarillo pálido es cuando ya tendrás la mantequilla en pomada preparada.

Calentar la mantequilla en el microondas o a temperatura ambiente Calentar la mantequilla en el microondas o a temperatura ambiente

El siguiente paso será poner la mantequilla en un bol junto a los 150 gramos de azúcar y batir ambos ingredientes con la ayuda de unas varillas eléctricas hasta que la mantequilla y el azúcar se hayan integrado. A continuación, incorpora los 5 gramos de esencia de vainilla y el huevo. Vuelve a batir hasta lograr una mezcla homogénea y, en un último lugar, añade los 550 gramos de harina de trigo. La harina tendrás que ir agregándola poco a poco al bol, batiendo cada poco tiempo hasta que la masa lo permita. Cuando llegue el momento en el que las varillas eléctricas ya no puedan con la densidad de la masa, será el momento de sacarla y colocarla sobre una superficie lisa donde trabajarla con las manos. Cuando la masa esté perfectamente homogénea, colócala sobre una hoja de papel de hornear y estírala con la ayuda de un rodillo de cocina hasta lograr un grosor de aproximadamente medio centímetro. Luego mete la masa en la nevera y deja que repose durante 30 minutos, de forma que luego se pueda cortar sin dificultad.

Cuando haya pasado el tiempo, saca la masa del frigorífico y comienza a cortar las pastas. Para ello puedes utilizar un cuchillo -si, por ejemplo, quieres darles forma cuadrada- o bien moldes metálicos o de plástico con diferentes siluetas. Con los recortes que te sobren vuelve a hacer una bola y estírala de nuevo con un rodillo para volver a tener más masa con la que trabajar. De esta forma la aprovecharás por completo. A medida que vayas cortando las galletas, vete colocándolas sobre una bandeja de horno forrada con otra hoja de papel de hornear o vegetal. Cuando ya tengas todas las pastas cortadas y sobre la bandeja, vuelve a meterlas en la nevera durante otros 30 minutos. Si quieres que tus galletas tengan azúcar por encima, ahora es el momento de espolvorearlas.

Dejar reposar la masa 30 minutos y meter al hornoDejar reposar la masa 30 minutos y meter al horno

Después de que la masa repose en la nevera durante 30 minutos, mete las pastas en el horno previamente calentado a 180ºC con calor arriba y abajo hasta que comiencen a adquirir un bonito tono dorado por los lados, aproximadamente entre 10 y 12 minutos. Cuando ya estén horneadas, saca la bandeja del horno y vete colocando las pastas sobre una rejilla metálica para que se enfríen. Para ello utiliza unas tenazas o unas pinzas de cocina y si ves que están un poco blandas no te preocupes, ya que se endurecerán al enfriarse. Cuando se hayan templado, sírvelas acompañadas de una buena taza de café o té o un vaso de leche caliente... ¡repetirás!

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