Receta completa
Si hay una fruta que guste en verano es sobre todo la fresa. Esta es muy beneficiosa para todas las edades, ya que los frutos rojos son antioxidantes naturales, muy beneficiosos para el cuidado de nuestro cuerpo y de nuestra salud. Por lo tanto, consumir esta fruta de manera regular nos ayudará a cuidar de nuestra piel y también a que nos sintamos mejor.
Las fresas pueden prepararse de muchas maneras y su consumo natural es el más recomendado. Sin embargo, es posible que te apetezca realizar algún postre especial con ellas, pero no quieras que este tenga muchas calorías o azúcares añadidos. Antes de comprar un producto procesado cuya cantidad de esta fruta sea muy baja, lo más recomendable es que te dediques unos minutos para hacerlo en casa.
La gelatina de fresa es un postre muy natural, sencillo de preparar y en el que puedes reducir la cantidad de azúcar, utilizando si lo deseas solamente aquel que se encuentra naturalmente en la fruta. En algunos supermercados venden gelatina de fresa o de otros sabores, cuya cantidad de calorías y azúcares son muy bajas, ya que es uno de los postres más sanos de los que puedes realizar.
Cómo preparar la gelatina de fresa paso a paso:
Lo primero que debes hacer es lavar bien las fresas y dejarlas secar, con tal de que eliminen toda el agua que pueden haber absorbido. Una vez secas, quizás colocadas sobre un plato con papel de cocina encima, deberás quitarles el tallo verde y cortarlas a trocitos pequeños. Mientras más pequeños sean los trozos mejor, ya que se desharán más deprisa cuando los calientes al fuego.
Una vez tengas las fresas limpias y cortadas deberás colocar el vaso de agua en un recipiente y las cuatro láminas de gelatina dentro. Si crees que necesitas añadir más agua o un recipiente mayor, no dudes en cambiarlo. Durante el tiempo en el cual estas láminas estén en remojo se irán ablandando y conseguirás con ellas la textura deseada para las gelatinas.
Para preparar las fresas tienes dos opciones: o bien colocarlas en un cazo con un poco de azúcar o edulcorante al gusto y, a fuego lento, ir removiéndolas hasta que se vayan deshaciendo poco a poco y de manera que no se quemen ni se peguen al recipiente. La otra opción es triturarlas con una batidora y esperar a que queden bien líquidas, añadiéndoles azúcar o edulcorante al gusto mientras se baten.
Una vez tengamos las fresas ya bien cocidas o trituradas se deberán añadir a la mezcla con las gelatinas a fuego lento e ir removiéndose bien. De este modo la mezcla quedará bien integrada, asegurándote de que el sabor de las fresas queda bien mezclado con la textura de la gelatina. Recuerda que el fuego debe estar muy bajo y que no podrás dejar de remover ni un momento, ya que podría quemarse la mezcla y tendrías que volver a repetir todo el proceso.
Una vez vayas consiguiendo la textura que deseas, a los pocos minutos, podrás apagar el fuego y dejarlo enfriar. Sigue removiendo la mezcla incluso con el fuego apagado hasta que esté templada, de este modo te asegurarás de que no puede quemarse ni pegarse desde el momento en el que la has apartado del calor directo.
Una vez templada, y antes de que se enfríe del todo, coloca la mezcla en los recipientes que desees para conseguir la forma de la gelatina de fresa que más te guste y colócala en la nevera. Tenla refrigerada durante, al menos, dos horas y sírvela directamente al sacarla de la misma, con tal de que esté fresquita y más sabrosa. Decora el plato con los tallos de las fresas o con trozos de las fresas sobrantes y disfruta de un postre sencillo, sano y natural, del cual podrás regular el nivel de azúcar o edulcorante y que puede ser apto para toda la familia.