Receta completa
A veces para que los más pequeños de la casa coman ciertos alimentos, como frutas, verduras o pescados, que son beneficiosos para su salud, pero quizás no tan apetitosos como la pasta o los dulces, los padres deben inventar nuevas maneras de cocinar y servir los platos, de manera que los niños tengan una dieta sana y equilibrada, adquiriendo todos los nutrientes, proteínas y vitaminas que precisan por el bienestar de su salud y su adecuado crecimiento, pero también disfrutando de cada comida.
Por eso, son muchas las personas que se dedican a innovar en la cocina e idear recetas deliciosas que incluyan todos los alimentos sanos y naturales que precisan los más pequeños y toda la familia, de manera que estos productos frescos formen parte de su dieta diaria, para cuidar de su bienestar.
Las hamburguesas suelen ser uno de los platos favoritos para los niños y adolescentes, sobre todo las de carne. Acompañadas de pan redondo, tomate, queso, lechuga, salsa de tomate o barbacoa, además de otros ingredientes, puede convertirse en una opción estrella cuando no sabemos qué servirle a los más pequeños. Sin embargo, no todas las opciones de hamburguesas son las más adecuadas, ya que sobre todo aquellas elaboradas en restaurantes de comida rápida o que pasan por un gran proceso de preparación hace que no sean tan sanas como podría serlo un trozo de carne sin procesar.
Así pues, una manera fácil y divertida de consumir mayores cantidades de pescado blanco, quizás el más insulso para los más pequeños de la casa, es incluirlo dentro de una hamburguesa. Por lo tanto, podrás utilizar la merluza, por ejemplo, e incluirla dentro de una serie de ingredientes generando la misma forma que una hamburguesa de ternera, por ejemplo, acompañándola de pan, otros ingredientes y salsas ayudando a que los niños se acostumbren a comer este pescado y, poco a poco, puedan incluirlo de forma natural a su dieta.
Esta es una fácil y sana receta con la que también pueden disfrutar los niñosCómo preparar hamburgueses de merluza
Lo primero que deberás hacer es limpiar bien la merluza. Es mejor que la compres fileteada, para asegurarte de que no tiene espinas y que está completamente limpia. En el caso de que la compres congelada, deberás dejarla descongelar de manera natural, es decir, no en el microondas, y le quites bien todo el agua que le haya podido dejar el hielo. Una vez la hayas escurrido bien y te hayas asegurado de que no queda rastro de piel o de espinas deberás cortarla en trocitos muy pequeños. Para ello puedes ayudarte de un cuchillo o de las tijeras, pero si se te rompe con facilidad, no pasa nada, ya que puedes desmenuzarla con las manos. No importa si los trozos son irregulares, porque deberás mezclarlos con el resto de ingredientes y crear una pasta que tendrá la forma de la hamburguesa.
Corta el ajo y la cebolla en cuadraditos muy pequeños con un cuchillo bien afilado, con mucho cuidado de no cortarte, y pon un chorrito de aceite de oliva en una sartén antiadherente. A fuego medio cuece el ajo y la cebolla hasta que queden doraditos, pero sin llegar a quemarse. Retíralos del fuego cuando estén listos y colócalos en un plato con un papel de cocina encima con tal de poder eliminar el exceso de aceite, dejándolos enfriar.
En un recipiente hondo batiremos el huevo, le añadiremos la pizca de sal y la de pimienta y el perejil fresco limpio y cortado a trocitos pequeños. Mezclaremos bien los ingredientes y añadiremos, el ajo y la cebolla cocidos, la merluza desmenuzada y los 50 gramos de pan rallado. Nos podemos ayudar con las manos con tal de integrar bien toda la mezcla y crear una masa homogénea. Incorpora el pan rallado poco a poco, con tal de que no te quede demasiado líquido o demasiado espeso, pudiendo añadir más o menos cantidad del mismo que sea necesario.
Finalmente, calienta una sartén antiadherente con un dedo de aceite de oliva virgen extra a fuego alto para que pueda freír bien las hamburguesas de merluza. Antes de añadirlas al fuego crea diferentes bolas con la masa, dependiendo de la medida que desees para las mismas, y aplánalas con un plato llano o con las manos, para terminar de darles la forma que deseas y después echarlas al fuego para que puedan freírse bien por ambos lados.
