Receta completa
No hay instagramer que se precie, sobre todo si es un influencer de cocina, deporte, vida sana o moda, que no haya colgado una foto de sus huevos en el desayuno o el brunch, partiendo la yema y haciéndola apetitosa para aquellos que vean la imagen o el vídeo subido. Por eso, las recetas con huevos son de las más populares en la actualidad y podrás sorprender a tus invitados o deleitarte con uno de estos platos.
Los huevos carlistas, conocidos también como huevos a la Navarra, tienen una larga tradición. Se cree que su origen se encuentra en la época carlista a la que se refiere su nombre, es decir, durante el último cuarto del siglo XIX, porque los colores del plato recordaban a la bandera de este bando. Sin embargo, es posible que existiesen ya con anterioridad y que recibiesen este nombre tras el conflicto. También se les conoce como huevos encapotados o cubiertos, por la cobertura que llevan alrededor tras su elaboración.
Elaboración
Esta no es una receta muy compleja, por lo que no precisarás mucha experiencia en la cocina con tal de poder realizarla correctamente. No obstante, deberás hacerla con paciencia y cariño con tal de que te quede como deseas, además de practicarla en más de una ocasión si quieres sorprender a tus invitados con un plato delicioso.
Lo primero que deberás hacer será poner aceite en una sartén antiadherente para hacer los huevos fritos. Recuerda que la cantidad de aceite de oliva virgen extra deberá ser abundante, pero sin caer en el exceso, con tal de que cuando esté bien caliente puedas añadir los huevos y estos se frían con rapidez, quedando en su punto. Una vez hayas frito los huevos deberás retirarlos y colocarlos en un plato con un poco de papel de cocina encima, con tal de que puedan eliminar el exceso de aceite que habrán podido coger mientras los freías en la sartén.
Mientras se enfrían los huevos, deberás coger un recipiente hondo y realizar la bechamel que le pondrás por encima a los huevos carlistas. Para ello deberás mezclar el litro de leche o bebida vegetal con las 3 cucharadas de harina de trigo o de avena y una pizca de sal. Bate la mezcla con fuerza con tal de que quede espesa, pero sin grumos, es decir, totalmente uniforme. Pruébala con tal de comprobar que tiene la textura y el sabor que deseas.
Cuando ya tengas la bechamel lista podrás proceder a calentar el horno a 200 grados. En una fuente coloca una loncha de jamón york y otra de queso encima y después un huevo. Repite el proceso por cada huevo frito que tengas, dejando un espacio entre ellos para que después puedas separarlos con facilidad sin romperlos. A continuación cúbrelos con bechamel hasta que no sean visibles y ponlos en el horno hasta que la bechamel empiece a quedar doradita.
Cuando la bechamel esté en su punto retira la fuente del horno y déjala enfriar. Una vez la mezcla esté fría, bate los huevos que necesites para poder rebozar los que has sacado del horno y báñalos con el huevo batido para rebozarlos después con el pan rallado o el salvado de avena. En una sartén con aceite abundante (ten presente que para freír necesitarás que esté muy caliente y que tenga la cantidad de aceite necesaria como para cubrir cada uno de los huevos encapotados) añade cada uno de estos huevos rebozados y deja que se dore bien por ambos lados. Si el aceite no está lo suficientemente caliente se te podría deshacer el rebozado y los huevos no quedarían estéticamente tan bien como deseas, perdiendo también el crujiente del pan o la avena.
Una vez tengan un toque dorado podrás colocarlos en un plato con un poco de papel de cocina para eliminar el exceso de aceite, para después poder servirlos al gusto, quizás con algunas verduras o con una ensalada al lado. Coloca cuchillos que corten bien a los comensales, con tal de que puedan hacer un corte limpio y disfrutar de las diferentes capas y la yema derretida de estos huevos elaborados de manera deliciosa.