Receta completa
El mantecado es uno de los dulces más típicos de la repostería española y, aunque se consume durante todas las épocas del año, lo cierto es que es indispensable en todas las sobremesas de cualquier hogar en Navidad. Los mantecados nacieron en la sierra andaluza en el S.XVI, pero se extendieron por todo el territorio español, convirtiéndose en uno de los dulces más característicos de la gastronomía.
La principal característica del mantecado es que se elabora a base de manteca de cerdo, y de ahí toma su nombre. Hay muchos tipos de mantecados y tiene muchísimas variantes: mantecados de limón, de chocolate, de almendra, con canela y ajonjolí, de cerveza...hay tantos estilos como gustos. Incluso el polvorón es una clase de mantecado, caracterizado por las diferentes medidas de almendra, en comparación a un mantecado normal, y sobre todo por su forma, algo más alargada que los mantecados clásicos, y recubierto por azúcar glass. En los mantecados de cerveza, a la receta original se le añade cerveza, dotándole un sabor algo más característico al mantecado original e igual de sabroso y delicioso.
Elaboración
En primer lugar, se mezcla la manteca de cerdo junto con la cerveza en un bol y se amasa hasta que se obtiene una masa con una textura cremosa. A continuación, se añade el azúcar y se matiza la harina sobre la masa. Cuando estén todos los ingredientes añadidos, se remueven para conseguir una masa totalmente homogénea en forma de bola. Ahora, una vez hecho esto, se tapa con papel transparente y se deja reposar toda la noche.
Al día siguiente, sobre una mesa con harina (para que no se pegue la masa) se estira la masa con un rodillo hasta que sea de un centímetro de grosor aproximadamente. Cuando esté estirada, se van cortando los mantecados con la forma que se desee y se colocan en una bandeja de horno. Antes de meterlos a hornear, el horno se tiene que haber precalentado antes a 190 grados. Ahora solo queda meterlos a hornear durante 12 minutos, o hasta que estén dorados. Cuando estén listos, se sacan y se dejan enfría y, una vez que estén fríos, ya se pueden servir y degustar de la manera que más guste, como por ejemplo en bandeja especial repleta de dulces navideños.