Receta paso a paso
- Limpiar las orejas poniéndolas debajo del agua del grifo y lavar muy bien. Si fuera necesario, quitar los pelos que queden.
- Cortar la cebolla, el puerro, la zanahoria y las dos ramas de apio.
- Colocar la olla exprés al fuego y poner en ella todas las verduras junto con las orejas.
- Echar sal, unos granos de pimienta y cubrir con agua todos los ingredientes.
- Cerrar la olla y poner al fuego cuando suba la válvula y cuando empiece a hervir contar cuarenta y cinco minutos.
- Sacar las orejas de la olla cuando ya haya pasado el tiempo. Dejar enfriar hasta que las vayamos a preparar.
- Cortar las orejas en tiras o en cuadrados. Poner sal a los trozos de oreja y un poco de pimentón picante.
- Rebozar los trozos de oreja. Primero pasar por harina y seguidamente por huevo batido.
- Freír en abundante aceite.
- Colocar un papel absorbente de cocina en un plato para que escurran los trozos después de freír. Acabar emplatando la oreja rebozada en una fuente y adornar con sal en escamas. Servir caliente.
Receta completa
La oreja de cerdo es una receta muy popular en el territorio nacional, sobre todo en las raciones de los bares para saborearlas a la hora del vermut acompañadas de una cerveza muy fría o con un vino tinto, algo muy típico y que gusta mucho principalmente entre la población de más edad. La oreja de cerdo se puede preparar de muchas maneras, pero la más típica es rebozada, aunque también es un ingrediente muy característico para acompañar a guisos de legumbres, como por ejemplo con alubias o lentejas y de esta manera podemos dejarlo como plato único. Otra de las preparaciones clásicas es con salsa de tomate o con salsa vizcaína, que se elabora con la carne de los pimientos choriceros. Una variante en el guiso de oreja también es prepararlas al ajillo, un plato que es muy sencillo de realizar. Como propiedades nutricionales podemos destacar su contenido en proteína, hierro y sodio. Del mismo modo, contiene una alta cantidad de minerales como magnesio, fósforo y potasio. Hay que tener un poco de cuidado ya que es muy rica en colesterol, por lo que su ingesta debe ser moderada si se tiene ese problema. Tiene también mucho colágeno, una proteína que al cocinarse se convierte en gelatina, dando la untuosidad que tienen los guisos con este producto.
Se puede comprar ya cocida, así nos ahorraremos el momento de tener que limpiarla y lavarla. Pero si la compramos cruda a veces hay que quemarla antes de lavar, porque aun contienen algún pelito y es un poco desagradable. Es aconsejable comprarlas crudas ya que de esta manera el sabor de la oreja será más intenso.
El primer paso, si optamos por comprarlas crudas y enteras, como ya hemos aconsejado, para elaborar unas exquisitas orejas rebozadas, es eliminar los posibles pelillos que aun puedan quedar quemándolos. Se puede hacer con un soplete de cocina o con el fuego de la cocina si se tiene de butano. Después de esta operación, lavar las orejas muy bien, para lo cual lo mejor es ponerlas debajo del agua del grifo frotándolas muy bien.
A continuación, cortamos la cebolla, el puerro, la zanahoria y las dos ramas de apio en trozos medianos para que entren bien en la olla. Ponemos las orejas limpias en la olla exprés junto con todas las verduras y el laurel. Echamos sal, unos granos de pimienta y cubrimos con agua todos los ingredientes. Ponemos al fuego, cerramos la olla y cuando suba la válvula y empiece a hervir contaremos cuarenta y cinco minutos y en ese tiempo la oreja tiene que estar cocida. Si abrimos la olla y aún está un poco dura podemos poner otros cinco o diez minutos. La cocción de este producto es muy importante para que quede una oreja blanda y poder degustarla perfectamente.
Cuando ya haya terminado el tiempo de cocción, sacamos las orejas de la olla y las colocamos en una fuente para que se vayan enfriando. Las dejamos enfriar y escurrir hasta que las vayamos a preparar,. De manera alternativa, también las podemos meter en la nevera para que se enfríen más rápido. Esta operación es importante ya que tiene que estar frías y muy bien escurridas de agua pues de lo contrario al freírlas salpicará el aceite y corremos el riesgo de quemarnos. Después de enfriarse las orejas, las cortamos en tiras o en cuadrados, como más nos guste. Ponemos sal sobre los trozos de oreja y un poco de pimentón picante. A modo de consejo, es mejor ser moderados con el pimentón ya que si nos pasamos no saborearemos bien este alimento.
Para finalizar la elaboración de este plato de orejas de cerdo, rebozamos los trozos. Preparamos dos platos, uno con harina y otro con los tres huevos batidos, y primero pasamos por harina uno a uno los cachos y seguidamente por el huevo batido. A veces nos podemos quedar cortos de huevo y tendremos que batir otro. Seguidamente, calentamos aceite de oliva virgen extra, podemos optar por aceite de girasol si el de oliva nos resulta fuerte de sabor para freír, en una sartén en la que podamos poner los trozos de oreja bien distribuidos, sin que estén amontonados. Freiremos unos cuatro minutos cada trozo o cuando veamos que está doradito el rebozado. Cuando los saquemos de la sartén los colocamos en una bandeja con papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
Emplatamos la oreja cuando esté todavía caliente y podemos adornar con sal en escamas. También se pueden servir frías, pero mejor saben es calientes. Podemos preparar la misma receta con orejas de cordero, u otra variante al rebozado es acompañar con tomate o con salsa picante. Si se piensa que la casquería no va a gustar, quizá es porque se ha probado poco o de maneras no muy apropiadas. Es un mundo por descubrir, lleno de deliciosas oportunidades. Con una sencilla receta de oreja de cerdo rebozada podemos empezar a disfrutarlo y a apreciarlo.