¿Conoces la receta de la pavlova clásica? Conoce este postre de Nueva Zelanda, ¡y disfrútalo!
Receta completa
Este postres es típico de Nueva Zelanda, un dulce muy completo solo apto para los más golosos. Tiene una apariencia que te hará sucumbir a su estética, pero cuando la pruebas es todavía mejor. No apto para problemas de azúcar, prepárate para causar sensación con un postre que debería ser solo plato principal por su tamaño.
Este postre es típico de Nueva Zelanda
Primero, necesitamos precalentar el horno a 140 grados centígrados. Mientras tanto, procederemos a preparar la base del postre, para la cual solo necesitaremos las cuatro claras de huevo, el azúcar y el jugo de limón. Necesitamos que el huevo esté a temperatura ambiente y no frío, por lo que podemos sacarlo de la nevera la noche anterior o meterlos en agua caliente durante unos minutos antes de ponernos a cocinar.
Antes de batir las claras, añadimos el jugo de limón y lo mezclamos todo bien. Primero debe hacerse con una intensidad baja, para luego ir subiendo de fuerzay así evitar que se nos corte. No se puede parar ni mezclar para lados distintos, por lo que podemos ayudarnos de una batidora eléctrica. Luego añadiremos el azúcar blanco de manera gradual y continuaremos removiendo hasta conseguir el punto de nieve.
A continuación, espolvoreamos la maicena o harina de maíz sobre las claras y el azúcar, añadimos la cucharada de vinagre blanco y lo mezclamos todo bien de nuevo. Cuando lo tengamos, introducimos la esencia de vainilla en el conjunto y volvemos a remover. Así hasta que consigamos la textura propia del merengue, que puede tardar todo el proceso unos diez minutos.
El mejunje lo extraemos con ayuda de una espátula de cocina para postres sobre papel para horno. La forma que debemos darle es circular y cóncava, es decir, que los bordes sean un poco más altos que su centro. Este molde lo introducimos en el horno y lo dejamos que caliente durante una hora, aproximadamente, y hasta que veamos que el merengue adquiere un color rosa claro. Por fuera se presentará con una cobertura más dura, pero luego veremos que por dentro está tierna y jugosa.
Cuando ya haya pasado el tiempo de hornearse y esté lista, apagamos el electrodoméstico y abrimos la puerta del horno, dejando que se enfríe dentro el merengue. Deja pasar unos minutos más mientras se va el calor y cuando esté, con mucho cuidado ya que tiende a agrietarse, lo sacamos del horno y lo ponemos ya solo sobre un plato llano o bandeja donde vayamos a servir la Pavlova.
Mientras se enfría, podemos ir preparando la decoración de nuestra Pavlova. Para ello, batiremos la crema con unas gotas de extracto de vainilla -aunque puedes prescindir de este ingredientepara este paso, ya que hay cremas para batir que vienen ya mezcladas- hasta que se haga una pasta parecida al merengue, pero más cremosa. El resultado se esparce de manera uniforme por encima del merengue anterior horneado y podemos darle formas por los bordes con ayuda de una manga pastelera.
Por último, pelamos, troceamos y lavamos la fruta seleccionada. Puede ser al gusto: fresa, melocotón, frutas del bosque, granada... Cuanto más jugosa sea su carne mejor, porque las de textura dura rompen la sintonía de la Pavlova. Así pues, decoramos la parte superior del postre con la fruta.
La Pavlova se debe servir en el día
Consejos de preparación
La Pavlova se debe servir en el día, porque la masa del merengue absorbe la humedad de la fruta y tiende a desintegrarse con el frío. En caso de que no se decore en el momento de su preparación, pueden pasar varios días dentro del horno ya frío o cerrado herméticamente y terminar de hacer el postre más adelante. Aunque el resultado de sabor no será el mismo que recién hecho.
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